De San Mamés al Bernabéu. De convertir una salida espinosa en un alivio a buscar en casa que el asalto a La Catedral sea el comienzo de algo. Al calor del coliseo, ese que es inexpugnable. Y que Xabi tratará de defender con premisas similares a las pinceladas en Bilbao. Con cuatro centrocampistas y dos puñales.
Lo de arriba, Vinicius y Mbappé. Eso era inmutable. Más ahora que las ascuas se han apagado con el brasileño y que el francés lleva on fire toda la temporada. Son los principales acordes para encontrar ese Rock & Roll, pero no lo son todos. Porque, además, tras la visita del Celta llega la del City, tres días después. Y eso condiciona.
Descanso a Rambo
Por eso Xabi da descanso a Rüdiger. Lleva dos titularidades tras volver de lesión y no se quiere arriesgar. Menos teniendo en cuenta los mimos que requiere el físico de Rambo, su nivel a su vuelta y que, en el horizonte, aparece Haaland. Carreras será el encargado de sellar la zaga, de defender junto a Militao, dejando el carril izquierdo para Fran García. La noticia del once está en el lateral derecho: Asencio, en vez de Valverde. Con el Halcón como extremo derecho, reforzándole por delante.
4-1-4-1
Ese movimiento, de hecho, resuelve también el dilema de la sala de máquinas: Güler regresa, acompañando a Tchouameni −de ver una amarilla, no jugaría en Mendizorroza− y Bellingham. Pulmones y timón de un 4-1-4-1 cada vez más habitual. Arriba, Vinicius y Mbappé, con el primero escorado hacia la izquierda. De esta manera, la alineación ante el Celta es: Courtois; Asencio, Militao, Carreras, Fran García; Tchouameni; Valverde, Güler, Bellingham, Vinicius; y Mbappé.
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